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Calificación: PG (Humor grosero | Lenguaje moderado | Alguna acción)
Género: Aventura, Niños y familia, Comedia, Animación
Idioma original: inglés
Director: Tom McGrath
Productor: Jeff Hermann
Escritor: Michael McCullers
Fecha de estreno (cines): 2 de julio de 2021 Wide
Fecha de lanzamiento (transmisión): 2 de julio de 2021
Duración: 1h 47m
Co de producción: DreamWorks Animation
Relación de aspecto: Alcance (2,35: 1)
Uno puede detectar la ansiosa desesperación de los cineastas por decir algo relevante sobre la crianza de los hijos y el envejecimiento, manteniendo el tono irreverente y explotando la famosa voz de Baldwin en la forma en que se exploran estos temas. Pero nunca se fusionan a la perfección, especialmente no cuando el clímax tiene que envolverlos a todos en la confrontación final.
“Family Business” es más creativo y sutil durante una secuencia de fantasía en la que Tabatha y Tim (fingiendo ser un niño llamado Marcos) entran en un reino hecho de notas musicales y formas brillantes deslumbrantes. Allí, la joven recupera la confianza para cantar en el recital de Navidad del colegio. Generalmente, es en las escenas que ocurren en el espacio ilimitado de la mente de los personajes donde los diseñadores y animadores pueden hacer algo más aventurero con el color y los movimientos de la cámara.
Como la mayoría de las películas de DreamWorks, esta se presenta como un producto para el consumo insípido y no como uno que apunta a la atemporalidad. Los seres humanos en los proyectos del estudio aparecen como figuras casi intercambiables con cabezas grandes, piel suave y muy pocas características distintivas. En el mundo despierto de la historia, el diseñador de producción Raymond Zibach (las películas de “Kung Fu Panda”) y su equipo han creado algunos escenarios originales, como la estación Acorn donde los bebés escriben código o el escenario donde Tabatha canta su número, pero esos son excepciones en una producción mayoritariamente estéticamente aburrida. Incluso la partitura de Hans Zimmer y Steve Mazzaro suena insípida, como sacada de un montón de pistas originales.
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La tradición del universo “Boss Baby” es tan extensa como desconcertante. Basado libremente en el libro de Marla Frazee, “The Boss Baby” de 2017, que fue, sorprendentemente, nominado al Oscar, cubrió la existencia de Baby Corp, la compañía en el cielo que crea bebés y los envía a la Tierra para ser criados por humanos. padres o en misiones para asegurar la hegemonía de los bebés como las criaturas más queridas. (Los cachorros son un subcampeón cercano).
Una fórmula de leche mágica evita que los elegidos crezcan, y todo un protocolo al estilo de los “Hombres de Negro” borra los recuerdos de los adultos que recibieron a estos bebés en trajes que nunca debieron ser parte de la familia, sino empleados temporales de La corporacion.
Todos estos puntos de la trama permanecen en su lugar para la secuela, “The Boss Baby: Family Business”, que sigue a la serie derivada de Netflix de la franquicia. Con el director Tom McGrath, el guionista Michael McCullers y Alec Baldwin como la voz de Ted regresando, luego de varios años de que la suplantación de Trump en “SNL” de Baldwin saturara la cultura pop, este capítulo no se desvía mucho del esfuerzo anterior, tanto en su puñado de calidades y numerosos defectos.
James Marsden reemplaza a Tobey Maguire como la voz de Tim, ya que la película comienza con los hermanos como adultos completamente opuestos. Tim es un padre imaginativo que se queda en casa, mientras que el rico empresario Ted prioriza el éxito. Pero solo porque la mecánica de este mundo alternativo ya se había establecido en la última película, ni siquiera tenga la idea de que este seguimiento podría desarrollarse de una manera menos complicada.
Empaquetando las subtramas, “Family Business” trata simultáneamente con los hermanos que intentan reavivar su vínculo y el temor de Tim de que él y su hija mayor Tabitha (Ariana Greenblatt, “The One and Only Ivan”) se estén distanciando debido a su infantilismo, pero también se trata del chiflado Dr. Armstrong (Jeff Goldblum) que establece escuelas de élite en todo el mundo y convierte a los niños en genios competitivos para un plan nefasto. Mareante, y lejos de ser excepcionalmente convincente, la estructura confusa imita lo que resultaría de tres episodios de un programa de televisión que se rompen juntos.
La mayor parte de su tiempo de ejecución impulsa un arco estándar de salvar el mundo en el que Ted y Tim se vuelven niños nuevamente y se hacen amigos de la Tina más joven de Tim (Amy Sedaris, una adición genuinamente divertida al elenco), que trabaja para Baby Corp.
El escritor y el director intentan infructuosamente sacar humor de las persecuciones, los comentarios ácidos de Baldwin y la presentación de bebés ninja. (El de “Raya y el último dragón” resultó exponencialmente más memorable). La única victoria de la película proviene de los divertidos momentos que pasó con Wizzie, el reloj despertador mago de Tim con la voz de James McGrath, y su amistad con Skeletor de “Masters of the Universo.” Esa es una comedia de amigos que merecería un largometraje. De la misma manera, un guiño rápido al “Spirit: Stallion of the Cimarron” en 2D del estudio, quizás en honor a su difunta directora Kelly Asbury, gana algunos puntos nostálgicos.
Dentro de su bolsa de ideas aquí, McCullers arroja una pizca de conciencia social, señalando que la motivación de Baby Revolution del travieso villano es vengarse de los padres por transmitir un mundo afectado por el cambio climático y la guerra. Pero después de algunas breves menciones, esta preocupación legítima se desvanece en un segundo plano para nunca más ser discutida. Imagínese el impacto si hubieran descubierto cómo abordar este tema de manera profunda e inteligente en un comunicado para toda la familia.
Apenas dos meses después de “The Mitchells vs. The Machines”, es imposible no comparar las estrechas similitudes temáticas de las dos películas, como la relación padre-hija en medio de los peligros de la tecnología aprovechada para el mal. “Mitchells” encantó tanto al público en general como a los críticos manteniendo un enfoque emocional singular y envolviendo los otros elementos a su alrededor. “Family Business” ofrece una serie de conflictos a medias, todos clamando por hacerse notar, mientras que los creadores aparentemente no están seguros de cuál requiere la atención más urgente.
Para una película familiar aparentemente en el negocio de las risas baratas, “The Boss Baby” de 2017 trabajó horas extras para diversificar su atractivo. El gancho (lanzar a un bebé superinteligente con un traje de tres piezas y darle el timbre áspero de Alec Baldwin) fue ridículo. El humor fue impredecible. Y la construcción del mundo detrás de la cultura corporativa infantil de la película (vagamente adaptada del libro de imágenes de 2010 de Marla Frazee) no fue particularmente coherente. Pero gracias a un corazón desvergonzado, la película ganó más de $ 500 millones en la taquilla mundial y una nominación al Oscar a la mejor película animada.
Como era de esperar, DreamWorks Animation ha duplicado lo que hizo que la primera película fuera exitosa con la continuación, “The Boss Baby: Family Business”. Eso significa que hay un caso severo de secuelas, ya que el director Tom McGrath y el guionista Michael McCullers hacen todo lo posible para recrear los chistes, los ritmos de la historia y la dinámica de los personajes de la película original. Aún así, “Family Business” logra mejorar en gran medida a su predecesor, con la ayuda de un casting inteligente y una sátira social sorprendentemente puntual.
Cuando la secuela vuelve a presentar a los hermanos Templeton, Tim (voz de James Marsden, en sustitución de Tobey Maguire) y Ted (Baldwin), los hermanos han crecido y se han distanciado. Ted es ahora un administrador de fondos de cobertura sin tiempo para la familia y sin recuerdos de sus hazañas como el personaje principal de la primera película. Mientras tanto, el hermano mayor Tim es un padre de dos hijos que se queda en casa con una esposa que gana el sustento (Eva Longoria) y un niño interior omnipresente.
En un prólogo agridulce, “Family Business” declara rápidamente sus conmovedoras intenciones. Como una rumia sobre el envejecimiento, el viaje de Tim de parpadear y te lo pierdes desde la niñez hasta la paternidad golpea con fuerza. También lo hace su amorosa pero tensa relación con su hija de 7 años, Tabitha (Ariana Greenblatt), una estudiante talentosa con un pez dorado llamado Dr. Hawking y una rutina de recitar la tabla periódica antes de acostarse. Mientras Tim intenta vivir indirectamente a través de sus hijos, Tabitha está superando rápidamente el capricho infantil de su padre.
Sin embargo, esta sigue siendo una película de “Boss Baby”, por lo que no pasa mucho tiempo antes de que las cosas se pongan raras. Como se telegrafió en los momentos finales de la entrega anterior, la hija pequeña de Tim, Tina (Amy Sedaris), se revela a sí misma como un genio diminuto enviado a la Tierra por los omniscientes guardianes de Baby Corp., al igual que su tío antes que ella. Algo siniestro se está desarrollando en la escuela hipermoderna de la hermana mayor Tabitha, y Tina necesita que su tío Ted recuerde sus comienzos como Boss Baby y trabaje con su hermano separado para resolver el caso. Para infiltrarse en la escuela, los hermanos adultos ingieren una fórmula mágica para bebés que los reduce temporalmente a la edad que tenían desde la primera película.
Es confuso, lo sé.
Sedaris refresca la película al aportar su propia energía e ingenio maníacos al truco de Boss Baby, tanto que uno desearía que la película se hubiera comprometido con su personaje, en lugar de encontrar una excusa para volver a infantilizar al Ted de Baldwin. Jeff Goldblum, como el dudoso director de la escuela de Tabitha, es otra elección de reparto inspirada. Siguiendo la tradición de “Thor: Ragnarok” de simplemente dejar que Goldblum sea Goldblum, la película le permite abrazar sus tics idiosincrásicos hasta el punto de la auto-parodia.
Aunque “Family Business” no es “The Mitchells vs. the Machines” cuando se trata de combinar estilos visuales dispares, los realizadores utilizan secuencias de fantasía y sueños para romper el molde de la animación por computadora e incorporar exuberantes imágenes dibujadas a mano. Las escenas en las que los personajes de Marsden y Greenblatt muestran sus flautas cantantes y se sumergen en un remolino de notas musicales son un respiro de la serie de piezas grandilocuentes, que equivalen a una mezcla entumecedora de kung fu, ciencia ficción y western. tropos de películas.
Sin embargo, al igual que su personaje principal, esta secuela de “Boss Baby” también es más inteligente de lo que piensas. La experiencia escolar de Tabitha distorsiona las expectativas irracionales puestas en los niños para que se destaquen. Cuando se abre un recital con estudiantes cantando sobre cómo los boomers están destruyendo el mundo para las generaciones futuras, los abuelos de Tina y Tabitha (Lisa Kudrow y Jimmy Kimmel) se entretienen en esa oscuridad. Las púas más penetrantes de la película quedan para el mundo de la tecnología y la inevitabilidad de que nuestros teléfonos nos conviertan en zombis.
¿Eso hace que la franquicia Boss Baby sea una apuesta cinematográfica audaz? No exactamente. Pero como un juego seguro para padres e hijos por igual, es difícil quejarse del retorno de su inversión.